El dramaturgo Manel I. Serrano. | Javier Rodríguez

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¿Y si Alicia, una niña solitaria y de imaginación desbordante, creó el País de las Maravillas para poder relacionarse con los demás? Ese es el punto de partida de Alícia Pam i Pipa, la interesante versión que ha escrito el dramaturgo Manel I. Serrano (Son Servera, 1977) sobre el «poso» que le quedó el clásico escrito por Lewis Carroll y que estrenó la semana pasada en la Fira de Teatre Infantil i Juvenil de Vilafranca de Bonany (FIET) en un formato de lectura dramatizada protagonizada por la actriz Catalina Florit. «Alicia en el País de las Maravillas, igual que Las aventuras de Tom Sawyer o La cabaña del tío Tom, me marcaron mucho de niño. De adolescente, sin embargo, la lectura que hacía era diferente y, ya de adulto, comprendí otros significados porque también he vivido más como lector», cuenta Serrano.

«Mi versión de Alicia en el País de las Maravillas y surge del poso que me dejó el clásico durante todos estos años. En mi caso, he interpretado que Alicia tiene problemas para relacionarse con el mundo, con los niños, y por eso creó un mundo, para poder sobrevivir a su soledad», añade. Asimismo, Serrano mezcla el cuento con un relato protagonizado por niños mallorquines de los años 80 y 90 cuyos padres trabajaban en hoteles y tenían que quedarse con los abuelos, los vecinos o incluso solos en casa. Los llamados niños que llevan la llave colgada del cuello. «Quería reencontrar el espíritu de Alicia en los niños de aquella época», señala.

«En Alícia Pam i Pipa, ella tiene una familia monoparental, no tiene padre, y su madre trabaja mucho. Los que cuidan de ella son los abuelos, ambos bastantes diferentes. Por una parte, el abuelo encarna la magia, mientras que la abuela tiene los pies en la tierra, aunque los dos la quieren mucho y la quieren salvar», detalla. En este sentido, matiza, el espectador interpretará que puede que Alicia tenga un problema de salud mental y aquí está «la barrera que quiero que el público supere: la de la magia. Realmente son personas muy mágicas, aunque desgraciadamente muchos las describan como gente rara».

En cuanto a la puesta en escena, la actriz Catalina Florit es la que lleva todo el peso de esta obra, concebida por Serrano como un monólogo. «Ella interpreta tanto la Alicia niña como la adulta, además de los abuelos y los personajes oníricos con los que juega Alicia», aclara. En la FIET –que recientemente se llevó el Premio Nacional de Artes Escénicas para la Infancia y la Juventud–, Serrano estrenó la lectura dramatizada de esta obra, como una especie de work in progress, pero ahora está trabajando para encontrar una productora para poder llevar a cabo el montaje teatral y estrenarlo, como marca la tradición, en la próxima edición de la Fira.