Los detenidos están acusados de ser los presuntos autores de delitos de tráfico de drogas, organización criminal y defraudación de fluido eléctrico, según ha informado el Instituto Armado en un comunicado.
La investigación comenzó a mediados de noviembre de 2022, cuando una patrulla alertó a los investigadores acerca de un inmueble sospechoso en el que había indicios de que podría estar utilizándose para el cultivo de marihuana.
Los agentes, durante el desarrollo de la operación, detectaron tres puntos críticos de la organización criminal. En primer lugar, ubicaciones dedicadas al cultivo, conocidas en el argot delincuencial como 'jardinerías'. En esos lugares había una persona que no salía del domicilio y que se encargaba del mantenimiento, cuidado y recolección de las plantas de marihuana.
Otro grupo de personas se encargaba de las gestiones logísticas, como suministrar a los 'jardineros' (que viven de forma precaria) los víveres para su subsistencia, además de los materiales necesarios para la actividad delictiva. Controlaban también las plantaciones y su desarrollo. Además, se encargaban de recoger la droga una vez el cultivo ha llegado a su madurez y transportarlo al segundo punto crítico: las 'guarderías'.
Se utilizan lugares para almacenar la droga, protegerla de posibles robos por otros delincuentes, prepararla, adulterarla y envasarla para su distribución. Las 'guarderías' centralizan la recolección de las diferentes «jardinerías» y establecen envíos de grandes cantidades. En este caso, además, se preparaban varios envíos fuera del territorio nacional.
La Guardia Civil ha destacado el gran poder adquisitivo de la élite, «tercer elemento crítico», que llevaba un elevado nivel de vida y suponía el escalón de dirección. Coordinaba principalmente viviendas y vehículos, empleando datos de terceras personas, muchas veces ilocalizables, para poder actuar de forma aparentemente impune e irrastreable.
Los investigadores localizaron los seis puntos en los que se desarrollaban todas las actividades en las localidades de Beniparrell, Bétera, Ribarroja del Turia y Náquera.
Justo antes de que los miembros de la red realizaran un envío que estaba listo para salir fuera del territorio nacional, los agentes efectuaron entradas y registros en todos ellos. Así, se incautaron de unos 130 kilogramos de marihuana, de los cuales unos 40 se encontraban envasados y listos para su transporte fuera de nuestro país.
Además, durante los registros se encontraron con que esta organización criminal utilizaba «los medios tecnológicos más punteros» para la producción de marihuana de alto valor en el mercado negro. Contaban con sistemas de producción y logística de empaquetado y envasado de gran valor económico.
La Guardia Civil intervino diversos efectos que permitían acreditar la actividad ilícita y que «describían a la perfección el modus operandi desarrollado por la banda para su actividad delictiva». Igualmente se aprehendieron dos turismos y dos motocicletas empleados por la organización durante su actividad ilícita.
Por último, se procedió a la detención de seis personas (cinco hombres y una mujer) de edades comprendidas entre los 23 y los 44 años, de nacionalidades albanesa, española y venezolana. También se investigó por su implicación en los hechos a una mujer de 36 años y nacionalidad colombiana.
Las diligencias han sido entregadas en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Número 5 de los de Llíria. En la investigación y los operativos han participado agentes del equipo ROCA de Llíria, componentes de la Guardia Civil de Chelva, la Unidad de Seguridad Ciudadana de Comandancia y otras unidades de la Compañía de Llíria.
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