Jan Eeeckhout | EDITORIAL TAURUS

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El economista Jan Eeckhout ha pedido medidas «drásticas» para acabar con el control que las «megaempresas» ejercen sobre el mercado, en especial el laboral, y ha asegurado que la principal causa de la «atrofia» de las condiciones salariales es la «degradación de la competencia» en el mercado de bienes y servicios, por lo que ha pedido mayor regulación y que las autoridades políticas reaccionen para revertir esta tendencia.

Eechout, que ha abierto este viernes la segunda jornada del congreso WorkinLan Summit que se desarrolla en Bilbao, ha hecho estas manifestaciones en declaraciones previas a Europa Press.

El economista ha centrado su intervención en las tesis recogidas en su libro «La paradoja del beneficio», donde sostiene que el poder acumulado por estas megaempresas se observa en «todos los sectores y tiene efectos transversales en toda la economía», ya que afecta a los salarios, la movilidad laboral, el tejido social, la riqueza, las startups y hasta a los tipos de interés.

En su opinión, la concentración de riqueza que han acumulado ha afianzado aún más su poder sobre el mercado porque ejercen también su influencia en la política. «Es un círculo vicioso que destruye la democracia», ha advertido.

En este sentido, ha apuntado que «hoy por hoy, la única manera de evitar otra catástrofe y restaurar el orden económico es apostar por reformas que favorezcan al mercado y acaben con el poder de estas megaempresas».

«Hay que ir a defender la regulación de la competencia para tratar de aumentarla, luego las mejoras vendrán porque esa mayor competencia resolverá muchos problemas a la vez», ha indicado. Pero hay que lograr, ha remarcado, «que cumplan la ley y que los políticos se las hagan cumplir».

En su opinión, este fenómeno de acumulación de poder es un problema global que afecta a todas las economías, incluida Euskadi. Sin embargo, medidas como el Libro Blanco del Empleo de Euskadi son adecuadas porque los objetivos son aumentar la productividad y mejorar la redistribución, dos consecuencias de una política que promueve la competencia entre empresas, que es lo que defiende dicho Libro Blanco.

Según sus análisis, la regulación es «muy limitada» pero se puede aumentar «si hay voluntad política» para romper ese círculo vicioso entre el poder del mercado y las empresas, y el poder político porque los beneficios que logran les sirven para influir sobre los gobiernos y que se favorezca sus intereses y, por tanto, tener «aun más beneficios».

En esta línea, ha criticado la idea que trasladan estas megaempresas de que «el capitalismo y el libre mercado funcionan sin ninguna regulación» que, en su opinión, «es tan errónea como creer que el libre mercado funciona sin un marco legal y una fuerza policial que garanticen el respecto de los derechos de propiedad».