Rafael Nadal al finalizar el partido en Roma. | Guglielmo Mangiapane

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Rafa Nadal tenía en esta segunda ronda del Masters 1.000 de Roma una prueba muy dura, el polaco Hubert Hurkacz, que obligó al español a despedirse de uno de sus torneos favoritos de manera prematura, tras un partido que duró 1 hora y media y que se saldó con un marcador final de 6-1 y 6-3. Nadal tuvo que decir adiós definitivamente, al menos como jugador, de la que ya puede considerar su casa.

La afición le brindó aplausos en cada punto, un apoyo incondicional desde el inicio del partido pese a lo complicado que se lo puso su rival. Y le despidió de la pista central con una ovación a quien es, sin duda, el mejor tenista que ha pasado por ella. Así lo dicen los números, ganador 10 veces del torneo, más que ningún otro; con 70 victorias, más que ningún otro; y con 19 participaciones, más que ningún otro.

Una despedida agridulce porque, aunque lo que prevalecerá son los buenos recuerdos, como las finales a 5 sets que recordaba el de manacor estos días como sus mejores memorias en la capital italiana, lo cierto es que marcharse con este marcador no deja de ser doloroso. Y eso que empezó bien el ganador de 22 Grand Slam, muy sólido en el resto ante el martillo de Hurkacz, séptimo favorito, en su primer enfrentamiento al potente sacador, sostenido en sus 196 centímetros de altura y ganador esta temporada de un título sobre tierra, en el ATP 250 de Estoril.

Aguantó las potentes embestidas desde el saque del polaco en el primer juego, consiguió tener hasta 5 opciones de 'break' y sostuvo sus opciones con su servicio, en el que rescató 2 puntos de rotura. Pero la larga media hora en la que se disputaron los 3 primeros juegos dio paso al torrente golpeador del martillo polaco, que desde entonces no soltó el partido. Rompió dos veces seguidas a Nadal y el español empezó ya a fruncir el ceño. No estaba contento con el desarrollo de su partido. Tenía que empujar a su cuerpo al máximo, perder el miedo a las lesiones, como dijo en rueda de prensa. Lo hizo y ni con esas pudo frenar a su rival, desatado, pese a las buenas opciones que se ganó, como las 2 bolas de 'break' que se trabajó en el último juego y que no pudo aprovechar, dando paso al set de Hurkacz (6-1).

El inicio del segundo set fue en la misma tónica. Hurkacz estaba cómodo. Nadal, que aun así dejó buenos puntos y buenas sensaciones por momentos, mantuvo su primer saque; pero Hurkacz era imparable desde el suyo. No daba opción. Y en su segundo servicio, Rafa cedió ante un golpe precioso de Hurkacz, favorecido ligeramente por la red, pero superando por el exterior a Rafa. Desde entonces, el duelo para el polaco fue un mero trámite. La concentración y tenacidad metal de Nadal impidió que el partido se resolviera antes, pero fue cuestión de tiempo. Tres juegos en blanco seguidos hizo el polaco en el segundo set, con 9 saques directos en todo el partido. Y cerró su victoria con otro 'break' para despedir a Nadal de su casa. Alejado de la gran trayectoria de Nadal, el mejor resultado de Hurkacz en este torneo fueron los octavos de 2020, ronda que igualó este año y en la que se medirá al argentino Tomás Etcheverry. Nadal ya piensa en Roland Garros.