Antonio Sánchez conduce el balón ante el barcelonista Gavi en su primer partido del curso como titular. | Miquel Àngel Borràs

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Antonio Sánchez Navarro (Palma, 1997) parece un futbolista nuevo. Y prácticamente lo es. A finales de julio, cuando la plantilla del Mallorca cobraba forma, Javier Aguirre le advirtió de que su trabajo durante la pretemporada no le había convencido y de que en su posición se iba a multiplicar la competencia. Podía quedarse, pero iba a tener menos espacio que nunca. Tras tres temporadas completas en su equipo, el canterano sentía que acababa el mejor capítulo de su carrera. Él aún no lo sabía, pero ese momento lo estaba cambiando todo. Se dio cuenta de dónde estaba realmente y decidió que iba a aprovechar al máximo el tiempo que le quedara en el club. Siguió formando parte de la plantilla y después de cuatro jornadas en blanco empezó a asomar poco a poco la cabeza. Hasta que el técnico le dio la titularidad frente al Barça. Desde ese día, y ya han pasado cuatro partidos, ha asistido, ha marcado y se ha mantenido en el once.

«Ha sido el tramo más duro de mi carrera», reconocía este jueves Antonio Sánchez ante los micrófonos de Ser Deportivos Baleares. «Sí, porque desde que llegué la cosa había ido bastante bien a nivel personal, de equipo y de club. Mi año fuera, en Miranda, también había sido espectacular y no me había tocado atravesar un momento así. Pero al final he entendido que son cosas que pasan. En mis años buenos siempre ha habido algún compañero en una situación parecida a la mía. Cada año le toca a alguien. Me tocó a mí y he aprendido muchísimo», reconocía el mallorquín. «Si una cosa tengo claro es que debo de disfrutar del momento porque el fútbol cambia muy rápido. Y trato de hacerlo, de saborearlo, de exprimirlo al máximo».

Antonio Sánchez cree que se ha ganado a pulso todo lo que le ha pasado en el último mes. «Cuando se confirmó que jugaría contra el Barça pensé que me lo merecía. Igual que al final de la temporada pasada me veía a mí mismo y decía ‘no puedes jugar’, desde que el míster me explicó cuál era mi situación sabía que podía ayudar».

Con el 18 a la espalda en lugar de ese icónico 10 con el que cargaba hasta hace solo unos meses, Sánchez está seguro de que el Mallorca circula por el carril adecuado y de que los resultados, más pronto que tarde y con él colaborando, terminarán llegando.