TW
0

Ha pasado un cuarto de siglo desde que La Vuelta rodara por última vez por las carreteras de Mallorca. La tierra de uno de sus últimos animadores dentro del pelotón nacional (Enric Mas) la disfrutó como antesala de los Pirineos en 1998, la edición que se embolsó Abraham Olano. Ya se corría en septiembre y, como de costumbre, tocó una crono que recorrió Alcúdia junto a una etapa en línea con salida y llegada en Palma. Pero los tiempos han cambiado, y si antes las fechas agilizaban aún más que la 'grande' española pasara por la Isla que es cuna de grandes ciclistas, el presente hace muy complicado un regreso a corto plazo de la carrera.

A lo largo de estos 25 años, Mallorca ha cambiado y el volumen de tráfico rodado se ha elevado exponencialmente. Y un evento del calibre de La Vuelta no tendría espacio o resultaría difícil de ubicar con la temporada turística todavía en marcha, más si se tiene en cuenta y se compara con una Challenge afianza a finales de enero, cuando la práctica totalidad de la planta hotelera permanence cerrada. El montaje de la cita, los cortes (extensos y largos) de carreteras y el elevado esfuerzo (económico, material y humano) para trasladar La Vuelta se suman a un calendario que no ayuda. Agosto supone su arranque y ahí resulta imposible. Y septiembre no parece una solución convincente.

El impacto a nivel de imagen y repercusión -televisión en directo, imágenes aéreas...- justifica la inversión, pero Javier Guillén y Unipublic priorizan el esperado regreso a Canarias por delante de Baleares, donde un evento de este calibre debería poder reivindicar su espacio en un momento caliente del año. Aunque se antoja imposible. La Vuelta volverá, pero ese retorno no parece factible a muy corto plazo. Ahora, toca apostar por otras fechas para afianzar la tan manida y perseguida desestacionalización.