Los reyes en la Universidad de Alcalá de Henares | Fernando Villar

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El titular es como todo en estos tiempos, un poco exagerado para definir el modelo que eligió Letizia Ortiz para acompañar a su marido el Rey a la solemne ceremonia de entrega del Premio Cervantes de Literatura, junto a los Premios Princesa de Asturias uno de los más prestigiosos de España y del mundo.

Analizar desde un punto de vista profesional el estilo de Letizia es extremadamente complicado desde el mismo día en que conocimos que iba a casarse con el futuro rey de España. Ha lucido todos los looks posibles, sin centrarse lo que le lleva a errores garrafales que no aportan nada a la imagen de la Corono ni del país, y grandes aciertos que ponen en valor el estilo español en el mundo entero. Conste que para mí es de las reinas que mejor viste, el problema es que no lo hace como una reina que representa el país con mas historia monárquica de Europa.

Fue cursilona tras su compromiso y en los primeros años como miembro destacado de la familia real. Cambió al punky ya convertida en consorte del Rey, recuerden esa falda agujereada tan poco adecuada para presidir un acto oficial, para aparecer al poco tiempo de Jackie Kennedy y sorprendernos ahora con este traje que no le habíamos visto, al parecer una creación de su modista en Zarzuela. Letizia eligió un traje en lana gris con bajos deshilachados, muy Chanel, tacón bajo, y bolsito de señorita bien. Se mostró serena, pero no feliz y es que el gesto de la soberana esta permanentemente a la espera de algo que está por llegar para cambiarlo todo.

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El Rey Felipe VI durante su discurso

Madrid es un hervidero de rumores, que para eso es la Villa y Corte. Se asegura que don Felipe está más feliz que nunca. Y Letizia a la espera de no se sabe qué. No es una espera como la que vivimos desde que el inconsciente Pedro Sánchez anunció un tiempo  de reflexión cuya respuesta esperamos mañana. Quizás la respuesta a ese cambio de look, mucho más sobrio, más europeo, más femenino tenga que ver con la situación que vive como madre de dos mujeres, la menor de las cuales está a punto de alcanzar la mayoría de edad. Dos jóvenes preparadas, listas para reinar, que dan mucha seguridad a la institución que nos representa.