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En esta cinta (James Huth, 2022), un niño rico malcriado logra que un empleado desesperado por las deudas acepte la humillación de servirle de juguete. Es el poder del dinero y la codicia en los negocios sin ética, criticada desde antiguo por religiones y pensadores. El dalái lama dijo: «lo que más me sorprende del hombre occidental es que pierde la salud para ganar dinero, después gasta el dinero para recuperar la salud». En su visita a Brasil afirmó que la especulación y la avaricia son las causas de la crisis internacional, abogando por un desarrollo profesional con ética y principios morales. Para Séneca el más pobre es el que desea más. Benjamín Franklin señaló que no hay nada en la naturaleza del dinero que produzca felicidad. Según el presidente Roosevelt la felicidad no la da el dinero sino la emoción del esfuerzo creativo. Henry Ford dijo que la esperanza y seguridad reales radican en el conocimiento, la experiencia y la capacidad. Dave Tamsey denunció que compramos cosas que no necesitamos, con dinero que no tenemos, para impresionar a gente a la que no le importamos. Engels señaló que un pueblo que oprime a otro no puede ser libre y para Erich From la avaricia y la paz se excluyen mutuamente. Pero hoy el senyor manda comprar más armas -tal vez necesite un nuevo yate- y el amo en Bruselas obedece, al tiempo que nos pide una reducción de 11.695 millones de euros en las pensiones ‘de momento’. Pepa Bueno (El País) afirmó hace poco en el Cercle d’Economia que si se compra un arma al final acaba usándose. ¿Pero al menos se beneficia a la industria europea? Pues no: el 80% de las armas se compran fuera. ¿Adivinan a quién compró el continente europeo la mitad de todas las armas en el último lustro? Según Gina Tosas (La Vanguardia, 11/03/2024) las compras de la OTAN en este quinquenio han aumentado en un 1638%. Un capricho del niño rico y nuestro bolsillo es su nuevo juguete, mientras la eurozona está ya en recesión técnica.