El tiempo, el miedo y el olvido esculpieron sus estrechas calles preñadas hoy de silencio y soledad, hace tiempo que el último anciano detuvo su sempiterno caminar, años desde que los niños dejaron de nacer, siglos desde que se apagaron sus alegres gritos y sus risas. Cerró la vieja escuela, callaron los pupitres, enmudecieron los maestros. En los viejos muros que inútilmente pugnan por no volver a la tierra solo se oye el eco de lo que quienes los habitaron callaron, las palabras nunca dichas, los abrazos no dados. Mariposas mancas y perros sordomudos se han adueñado de lo que, un día, fue placenta de deseo, de sueños y anhelos. Aguardando un futuro que nunca llegó, todos se fueron yendo. Empezó uno, el más osado, al que siguió otro, el más joven, más tarde muchos, empujados por el miedo y el silencio. El manto negro del olvido se llevó a los pocos que quedaron. Empezó uno, el más callado, al que siguió otro, el más alegre, más tarde los demás, ahogados en la niebla gris de la abulia.
No te rindas
Palma16/09/21 3:59
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