Centenares de ciclistas se paran a descansar o comer en el Coll de sa Batalla, antes de seguir en dirección Sóller, Pollença, Lluc o sa Calobra. | Lola Olmo

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No es el tour de Francia, pero lo parece. El auge del turismo que llega a Mallorca durante los meses de abril y mayo para practicar ciclismo ya ha saturado las carreteras de acceso y que cruzan la Serra de Tramuntana, pero especialmente el tramo entre Inca y Lluc, y el que va del Santuario hasta Pollença. Se trata de dos carreteras que ofrecen la experiencia de un puerto de montaña que unos suben y otros bajan a la vez, dejando atrapados a los conductores en una calzada estrecha, sin arcenes, y que en varios tramos bordea un precipicio.

Paralelamente a la llegada masiva de ciclistas a Mallorca y concretamente a la había de Alcúdia, las plantas hoteleras del Port d’Alcúdia, Platges de Muro y Can Picafort también han comenzado la temporada y los coches de alquiler empiezan a compartir la carretera con los ciclistas, el autobús de línea del TIB que cada día cubre el trayecto Inca-Lluc-Inca, algunos minibuses que prestan servicios de transfer a los alojamientos turísticos de la zona y finalmente, los coches particulares de mallorquines o residentes que necesitan transitar esta carretera.

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Trayectos interminables

Con todos estos factores, adelantar a los ciclistas en la carretera no es una opción viable, pues se trata de una carretera con curvas constantes, escasa visibilidad, y en la que los ciclistas circulan en grupos mayoritariamente sin colocarse en fila, y además pedalean en ambos sentidos. Los ciclistas experimentados que descienden en dirección Lluc - Inca lo hacen a una velocidad vertiginosa que no permite ningún despiste a los conductores.

Además de estos cicloturistas que forman parte de equipos o que son semiprofesionales, se han puesto de moda las bicicletas eléctricas, que alquilan otros grupos de turistas menos habituados a este deporte, y que sin embargo, recorren esta carretera empinada lentamente, ralentizando aún más el tráfico. Recientemente un conductor denunciaba el colapso en la carretera de Formentor formado por ciclistas y coches, pero esta situación se repite en prácticamente todas las carreteras de Mallorca que recorren la Serra de Tramuntana, con especial incidencia en la carretera de sa Calobra, una vía que cada temporada alta se satura de coches de alquiler y autobuses turísticos, y también el sinuoso tramo de Lluc hasta Pollença.

Colapso vs beneficios

La gran afluencia de ciclistas que llegan a la bahía de Alcúdia estas semanas - especialmente a Playas de Muro, un destino que se ha especializado en este sector - se refleja también en el lleno total de bares y restaurantes cualquier día de la semana, si hace buen tiempo. Es el caso de los restaurantes situados en el Santuario de Lluc y en el Coll de sa Batalla - donde se cruzan los caminos de quienes optan por ir hacia Lluc, Sóller o Pollença - y también en los pequeños locales situados junto a la carretera en Caimari, que ofrecen un taller de reparación. Hoteles y tiendas de alquiler de bicicletas también hacen su «agosto» en primavera.