Talayot y Taula del poblado prehistórico de Binissafullet. | Luis García

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Uno de los poblados talayóticos de Menorca, Binissafullet, está a la venta por 950.000 euros en una inmobiliaria de lujo. Concretamente se trata de un yacimiento arqueológico de Sant Lluís que cuenta con muchos de los elementos típicos, como un gran talayot o un recinto de mesa. Se trata de un Bien de Interés Cultural Protegido que no se incluyó en la lista de la UNESCO.

Tal y como avanzó este diario, en 2010 el poblado de Binissafullet se puso a la venta por 130.000 euros. Sin embargo, según explica la inmobiliaria Sotheby's a IB3 Televisió, ahora ha aumentado su valor debido al interés que tiene la isla, aunque reconocen que está prohibido construir o hacer modificaciones en sus elementos, ya que está protegido. Sí se puede realizar investigación y conservación, y también actividades como, por ejemplo, conciertos, siempre y cuando no impliquen una actuación sobre el mismo bien. Además, se permite su explotación económica.

Por su parte, el Consell de Menorca no estaría dispuesto por el momento a comprarlo al propietario. La última compra de patrimonio talayótico que llevó a cabo la administración en la isla fue el poblado de Son Catlar, vendido por 600.000 euros. De la lista patrimonio mundial sólo tres son de titularidad pública.

Binissafullet no se incluyó en la lista de yacimientos de Menorca que ahora son Patrimonio de la Humanidad. El servicio de patrimonio histórico del Consell de Menorca lo justificaba en que «ya había otros poblados más representativos, más monumentales con todos los elementos de Binissafullet, pero también por el entorno en el que se encuentra. Por esa candidatura aparte de los bienes era importado el paisaje y el entorno que tenía».

Se trata de un poblado talayótico de pequeñas dimensiones, a la sombra de los acebuches, interesante por la variedad de restos que conserva. En medio del recinto se halla un talayot de planta circular, al este del cual pueden verse los restos de una sala hipóstila y en el sudoeste, el recinto de la mesa, en su posición original gracias a la restauración que se llevó a cabo el año 1992, cuando se efectuó también la excavación arqueológica del edificio. Con esta investigación en el recinto se recuperaron los restos de gran cantidad de ánforas púnicas que traían vino a la isla, también los restos óseos de corderos de corta edad y cabritos, y una gran hoguera, elementos que formaban parte de los rituales que se celebraban hacia el siglo IV-III a. C.