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La propuesta de reducir la jornada laboral a 37,5 horas semanales está generado discusiones y análisis profundos. Sin embargo, más allá de los beneficios (a corto plazo) para los trabajadores resulta esencial explorar cómo puede influir este cambio en las empresas. A nadie escapa las inquietudes de los empresarios por su impacto directo en el tejido empresarial. En primer lugar, nos encontramos ante la posibilidad de un incremento de los costes laborales, que podría oscilar entre el 7% y el 10%. En un entorno altamente competitivo y globalizado, estas cifras pueden representar un golpe significativo a los márgenes de las empresas, la pérdida de competitividad o directamente la viabilidad. La productividad es otro tema para tener en cuenta. Aunque es cierto que trabajadores más descansados pueden ser más eficientes, la realidad es que menos horas laborables podrían traducirse en una menor prestación de servicios o una necesidad de mayores contrataciones para las empresas.

Reducir la jornada laboral obligará a las empresas a replantear sus modelos de negocio. La adaptación a estas nuevas condiciones, dudo mucho que aumente de manera generalizada la contratación y seguramente se verá como mejor opción unas mayores inversiones en tecnología que automatice procesos, o la búsqueda de eficiencias operativas que permitan mantener o mejorar la productividad con menos horas de trabajo. No todas las empresas estarán en disposición de hacerlo. Desde el punto de vista empresarial, las futuras negociaciones deberían centrarse no solo en la reducción de horas, sino en cómo garantizar que el cambio no perjudique la capacidad competitiva de las empresas.
En España hay tres millones de empresas de la que poco más de 5.000 tienen más de 250 trabajadores. Las Pymes dan trabajo a diez millones de empleados… ¿Adivinas qué empresas y trabajadores lo van a tener un poco más complicado si la automatización se ve como la mejor alternativa? Te cuento: Check-in/check-out automatizados; asistentes virtuales y chatbots de reservas y atención al cliente; robots que muevan maletas y bandejas; realidad virtual y aumentada que te cuentas las características del hotel o el destino turístico; sistemas de gestión inteligente de optimización de precios, asignación de ofertas, gestión de la ocupación; seguridad por reconocimiento facial; automatización del transporte con vehículos autónomos… ¿Sigo?