El figurinista Pau Aulí encadena proyectos este 2024. | R.C.

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Pau Aulí empieza a no necesitar presentación, pero por aquello de las formalidades, allá vamos. El mallorquín es diseñador de vestuario y director de arte en cine, teatro y música. En esta última faceta ha trabajado con Alizzz y con María Arnal con quien, de hecho, fusionó universos en el documental Fashion Vs Music, de CaixaForum+. Es, no obstante, la punta del iceberg. Solo este año el isleño ha trabajado en La abadesa, de Antonio Chavarrías con Blanca Romero y Carlos Cuevas, entre otros; Polvo serán, de Carlos Marqués-Marcet con Ángela Molina; y Tardes de soledad, el documental de Albert Serra sobre el toreo. De hecho, está tan ajetreado que actualmente encara el final de rodaje de Forastera, opera prima de Lucía Aleñar que rueda en Mallorca estos días.

Empecemos por Fashion & Music, su trabajo con MaríaArnal. Su conexión tiene años, pero ¿cómo se dio?
Fue espontáneo, inocente y desde la ilusión. También con el particular poco riesgo del nada que perder. Ella nunca había jugado con vestuario y yo llevaba un tiempo colaborando con artistas. El documental es una pieza preciosa que entiendo como una cinta que explica unos años de mi vida que han marcado como veo mi futuro.

En él se unen vuestros estilos y universos creativos, tan dispares, ¿fue difícil hallar el equilibrio?
Es todo tan improvisado que cuesta generar una teoría. A veces está bien así. Dejamos fluir nuestras referencias, gustos y criterios para crear algo flexible, estimulante y muy visual. Nos inspiramos por un pasado, pero también investigando técnicas actuales, deconstruyendo y replanteando formas de creación.

Imagen de María Arnal con vestuario de Aulí.

¿Qué buscaba y qué encontró en su trabajo con María Arnal?
Nos une la exigencia, la pasión y la ilusión, y nos separa mucho. La diferencia y el contraste de opiniones es lo que ha generado mejores resultados. Algo tan bonito y concreto no puede ocurrir si no hay admiración. Nos aportamos mutuamente muchísimas cosas, tanto a nivel personal como en el campo de trabajo.

Pasemos a La abadesa, ¿cómo nace su participación en este filme y qué aporta en él?
Previamente había teorizado y diseñado mucho acerca del imaginario religioso, el folclore, la tradición. Mi TFG era sobre la vida de los pueblos en la primera fase de la posguerra mallorquina. Lo exploré con Tarta Relena y María [Arnal] también. Con todo esto, Antonio Chavarrías, el director, y Alba Bosch, la productora, me llamaron para diseñar unos hábitos que uniesen fidelidad histórica con creación y punto de vista artístico. Al final me quedé diseñando toda la peli.

¿Cuánta libertad ha tenido?
Creo que soy muy observador y esto me hace aprender constantemente. Ahora estoy en la Isla por el rodaje de Forastera y estoy viendo a mis amigos de toda la vida y recuerdo que con 12 años se ponían nerviosos porque consideraban que miraba mucho a la gente. Me di cuenta de que era verdad, pero de estas observaciones nacen ideas y mueren otras.Por otro lado, defiendo el no saberlo todo. No pasa nada por no haber visto El Padrino o Star Wars ya que un poco de ignorancia e inconsciencia siempre aporta. La libertad con los trabajos mencionados ha sido plena y al mismo tiempo relativa. Desde el momento en el que una idea no funciona o no está bien argumentada, cae por su propio peso.

¿El hecho de que hubiera una enorme diferencia de siglos entre nuestra época y la ambientación de La abadesa (siglo IX) le ha permitido experimentar?
Es la parte que más me fascina de estos proyectos. La investigación, el análisis y la documentación son imprescindible en ellos. Actualmente existe todo tipo de técnicas para recrear tejidos, materiales y detalles. Es laborioso y complejo, pero no es especialmente complicado.

Imagen del reparto de 'La abadesa', también con vestuario del propio Aulí.

¿Qué hay de Polvo serán, de Carlos Marqués-Marcet? ¿Qué podemos esperar de este filme?
Hemos trabajado mucho para hacer esta película con espíritu de ser y mucho atrevimiento estético. Es un musical sobre la eutanasia con números coreográficos de La Veronal. Es curioso, nunca me he arrepentido del riesgo y espero que esta vez no sea diferente. Ángela Molina, que es la protagonista, me sigue repitiendo que estos vestidos imposibles y feístas solo se me podrían ocurrir a mí y que funcionen. No hay duda de que es un halago.

¿Qué puede contar del nuevo filme de Albert Serra?
Estuvimos un corto tiempo en Salamanca recreando hechos relacionados con el toreo de los años 40. Es un documental muy curioso que aún está gestándose. El talento, gusto y discurso de Albert son muy inspiradores para mí.

Si el músico logra narrar a través de su música, ¿cómo logras decir algo a través del vestuario?
Estoy aprendiendo a ser paciente. Mi carrera acaba de empezar. Probablemente haya que esperar tiempo y ver con perspectiva qué sentido tiene lo que estoy haciendo estos años. También dudo de mi permanencia en este campo de trabajo, tengo curiosidad por mil cosas. Al final depende de uno mismo lo que quieras hacer y cómo. Ahora mismo no me interesa hacer productos preestablecidos y previsibles. Me gusta lo incómodo, lo que cuestiona e interroga.

Dicho de otro modo, ¿cómo logras vincular tu trabajo a las historias de gente como Clara Roquet, Coral Cruz y Marqués-Marcet (Polvo Serán), Antonio Chavarrías (La abadesa), Agustí Villaronga, etcétera, para sumar a sus cintas?
Me inspira la gente con talento, riesgo y humanidad. A partir de ahí es cuestión de empatizar con lo que se quiere contar. También tener la destreza o supervivencia de que te guste lo que te espera el lunes por la mañana a las 8. Sí considero que he tenido suerte con quien y qué me ha tocado lidiar, y lo estoy disfrutando un montón.