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Leía con atención las declaraciones de la Sra. Ramis, presidenta del GOB. Reconozco que tengo simpatía por esta organización, en ocasiones desde la discrepancia. Sus valores son sanos y necesarios; a veces, excesivos y poco realistas. Son un factor de corrección para las políticas de nuestros representantes. Ahora anuncian que habrá manifestaciones por la masificación. Lo entiendo y comparto. Pero me llama la atención que no lo propusieron durante los años que ha gobernado la izquierda. El GOB, desde la sana utopía, a veces peca de ingenuo. Soy un convencido de la conjugación de lo necesario, lo posible y lo oportuno. Estas Islas necesitan el turismo, pero racionalizando el equilibrio.

Ahora, la presidenta Prohens, en un alarde de sintonía con la ciudadanía y de audacia política, anuncia que este tema es prioritario. El viernes, el conseller Costa como portavoz, anunció que la presidenta ha convocado la Mesa para el Pacto Político y Social. Parece que esto va en serio. Pero todo ello no se va a resolver de forma mágica y de un día para otro. El Consell anuncia medidas concretas para empezar el proceso de desmasificación, que por cierto nunca realizó el Consell de la inefable Cladera del PSOE. Ahora, en un alarde de cinismo político, los que no hicieron nada, en lugar de entonar el mea culpa, se apuntan a la nueva bandera de la evidencia. Hace años que los expertos, incluso el sector hotelero, así como la sufrida ciudadanía, reclaman iniciar el abordaje serio de los excesos, de marcar límites al aumento de turistas. La necesidad de transitar el turismo hacia la excelencia en lugar de los excesos. En síntesis, calidad por cantidad. No es inteligente tener turistas que, por cantidades nimias, vienen a emborracharse, a tirarse por un balcón, a vomitar en nuestros paseos y a consumir nuestros pocos recursos naturales. No es deseable y solo conduce a la autodestrucción. La izquierda, en lugar de posicionarse como los apóstoles de la lucha para eliminar la masificación, debería reflexionar, abandonar la demagogia, asumir su fracaso y ponerse a disposición del actual Govern para hacer un pacto, imprescindible para la adaptación del modelo turístico a las necesidades actuales. Dejen las estériles disputas. Los gobernantes deben dar forma a realidades nuevas. Esta no es nueva. Hasta ahora, los políticos iban en tropel a ferias turísticas. Ahora, el escenario exige reflexión, análisis y medidas racionales. La sociedad civil tiene mucho que aportar. Hay que escuchar a los sectores, pero no solo a los interesados. Hay que incluir a los expertos que no sean títeres de lobbies, ecologistas, UIB, entidades como Impulsa... Gente seria y rigurosa. Dar forma a todo ello es competencia del Govern pero necesitará tiempo. Este verano es imposible que quede resuelto. Pero vamos a ello. Con voluntad política, la que no hubo en la anterior legislatura, será posible.