El malo de la clase, el bruto, el que alza la voz, es el que acaba marcando el ritmo del grupo. Y no solo el ritmo, también -gracias a sus imprecaciones, a sus salidas de tono, a sus caprichos ruidosos- es el que determina los temas a tratar, el debate que toca. Da igual que se trate de algo superado. Si el malote dice que toca hablar de pistolas, todos hablamos de pistolas. Y poco importa que las pistolas no nos gusten, que las hayamos relegado a los jardines descuidados de las casas. De este modo, los malos de clase, los brutos, los que alzan la voz, acaban convirtiéndose en líderes de opinión indiscutibles. Y los comedidos, los que gustan de razonar, los capaces de ponerse en la piel del otro, acaban trabajando para los líderes de opinión. Y su discurso cambia, cuestión de supervivencia. Todos tenemos que comer, todos tenemos que mantener derechas las paredes de nuestra casa. Y así avanza el mundo, a los berridos de los malos de la clase, de los brutos, de los líderes de opinión.
Los malotes
Palma01/11/23 0:29
También en Opinión
- La ayuda del Imserso que desconocen los jubilados
- La Aemet amplía las alertas por lluvia en Mallorca
- Muere un alemán de 21 años tras precipitarse en un hotel en Playa de Palma
- «Somos la provincia con mayor número de pruebas deportivas con ocupación de vía de toda España»
- Competencia multa con más de 230.000 euros a las empresas que tiraron más de 6.700 cartas en Palma
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.