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Después de unas elecciones, los políticos siempre salen a la palestra a decir que han ganado. Esta vez, también. Sin embargo, tengo que admitir que esta vez es verdad: todos han ganado, lo cual es el resultado de una extraña situación que oculta a los pocos perdedores que ha habido.

En primer lugar, el Partido Popular ha ganado. Su empate en escaños con el PSOE es engañoso porque en votos hay una distancia considerable desde los 151.000 de los socialistas a los 178.000 conservadores. Si lo miramos en porcentaje de votos, también: pasan del 22 al 35 por ciento. Una victoria en toda regla, inimaginable de no haber ocurrido antes el 28 de mayo.

Después está Francina y el PSOE, en general, que venían de llevarse el varapalo de mayo. Y también ganan. 151.000 votos son muchos más que los 115.000 de las últimas generales, y su cuota actual del 30 por ciento desborda el 25 de hace cuatro años. Otros ganadores.

Sumar también es ganador, aunque en este caso hay que hacer algunos juegos malabares. Si Sumar es la herencia de Podemos, que esencialmente lo es, ha ganado, pasando de 82 a 83.000 votos. Justo, pero no ha sido un descalabro. Lo que ocurre es que en el camino fagocita a Més, que había conseguido 18.000 votos en 2019.

Vox pasa de dos a un diputado, lo que debería llevarnos a pensar que he aquí un perdedor. Pero tampoco crean que es tan así. Vox en 2019 había tenido 77 mil votos y ahora logra 76.000. Es un retroceso, pero de ninguna manera una debacle. De manera que también podrían salvar la cara.

Sin embargo, sí hay perdedores en estas elecciones, a los que ni siquiera les podemos sacar los colores: Ciudadanos, que tenía 33.000 votos, ha desaparecido; Més se ha subsumido en Sumar, sin sumar; y Más País, que tenía 10.000 votos en el año 2019, ahora se ha diluido en Sumar, también sin aportar nada.

No obstante, por supuesto que las caras y el lenguaje corporal de la noche electoral reflejan los derrotados y los vencedores verdaderos: victoria en Sumar y PSOE, por mucho que en el primer caso los números no hayan sido buenos, y derrota en Vox y PP. Porque esto se trataba de formar gobierno y eso está claro que quedará en manos de Sánchez.

Lo que nos apunta a una última vencedora: Francina Armengol. A nivel de partido apostó por Pedro Sánchez y al final el superviviente no la defraudó. La dejó sin la presidencia en la Comunidad Autónoma de Baleares, pero desde luego tendrá otra oportunidad en el futuro.